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Top 10: mis localizaciones de cine preferidas

ROCKY FILM LOCATION PHILADELPHIA MUSEUM ART

No recuerdo cuál fue la primera localización de cine que visité de manera consciente. Quizás fue el lago de Central Park en Nueva York al que me llevó mi padre cuando tenía 15 años. “Aquí entrenaba Dustin Hoffman en Marathon Man” – me decía. Solo que entonces no había visto la película. Aún así, posé haciendo el paripé de correr.

Catorce años después de aquello he desarrollado una auténtica pasión por el turismo mitómano de las localizaciones de cine. Tanto es así, que el último proyecto de Zapruder Pictures (“Sad Hill desenterrado”, 2016), versa precisamente sobre uno de estos lugares mágicos. Así que tras muchos kilómetros buscando hacer realidad mis sueños del celuloide, hoy os traigo una recopilación de las 10 localizaciones de cine que más he disfrutado:

10. Ciudad de Mos Espa en Tatooine – Star Wars Episode I: The Phantom Menace (Tozeur, Túnez)

Vale que no es la mejor de Star Wars, pero la sensación de llegar a unos decorados abandonados en mitad de las dunas, a más de una hora en 4×4 de cualquier lugar remotamente civilizado adquiere una magia innegable.

tatooine

La localización exacta del lugar la tenéis aquí y en los alrededores de la zona merece la pena buscar localizaciones del “Episodio IV” o “El paciente inglés” (la desgraciada cueva está en la zona).

9. Callejón de Nueva York – Once Upon a Time in America (Brooklyn, NY, EEUU)

Esta secuencia, clave en la película, comienza con un plano de apenas ocho segundos… pero qué plano. En una perfecta composición los jóvenes protagonistas celebran su éxito ajenos a la tragedia que les espera a la vuelta de la esquina:

Nueva York está plagado de lugares con mucha historia cinematográfica pero ese rincón se convirtió en un todo un icono del cine de gangsters y en el emblema de la película en pósters y portadas. Es un placer comprobar que más de 30 años después, el lugar apenas ha cambiado. Sin duda, mi favorito de la ciudad.

8. Casa de los Fisher – Six Feet Under (Los Ángeles, California, EEUU)

El interior no puede visitarse y de hecho el jardín a mi espalda está plagado de carteles que invitan a la gente a quedarse fuera. Cinco temporadas de los Fisher dan para mucho y llegar aquí, es sentir que visitas una casa en la que viviste durante años. Encontrar el lugar exacto no tiene pérdida.

La casa funeraria de la familia Fisher en A dos metros bajo tierra

7. Instalación de Armas Químicas Arkangel – Goldeneye (Locarno, Suiza)

En la secuencia inicial de “Goldeneye”, Pierce Brosnan (o mejor dicho el especialista británico Wayne Michaels) se arrojaba al vacío en esta presa suiza de 220 metros de altura (que la ficción ubicaba en al antigua URSS). Era la primera vez que veía a James Bond en una sala de cine y tenía nueve años:

El lugar quita la respiración y aquí la realidad es más impresionante que la ficción: a raíz de la película una empresa de aventuras ofrece la posibilidad de hacer bungee jump y por unos 200 euros puedes emular a Bond. Yo todavía no he tenido el valor. Tal vez no me mate la caída pero no descarto un ataque al corazón.

6. Casa de Walter White – Breaking Bad (Albuquerque, Nuevo México, EEUU)

El tiempo nos dirá si Breaking Bad fue un éxito pasajero o una obra maestra de la televisión de todos los tiempos. No nos importa. En esta casa vivía Heisenberg. Ahora lo hace una señora cansada de que los fans le tiren pizza al tejado. Si visitas la casa debes completar el tour lavando el coche en el Octopus Car Wash y comiendo en los Pollos Hermanos (un local de la cadena Twisters).

5. Rancho McBain – Once Upon a Time in the West (Tabernas, Almería, España)

La provincia entera de Almería merece un post sobre el tema y es que todavía hoy sigue generando mitos. Antes de viajar por primera vez al Desierto de Tabernas, había un lugar que quería conocer por encima de todos: el rancho de la familia McBain en “Hasta que llegó su hora” (Sergio Leone, 1968).

Lo que inicialmente era solo una casa, acabó convertido en todo un pueblo western. Parte del encanto se ha perdido con los años, de hecho, no es el decorado más bonito o el mejor conservado. Pero si las emociones tienen algo que decir en esto, el Western Leone respira el honor de haber acogido a Fonda, Cardinale, Bronson y Robards en todo su esplendor.  Y encima se encuentra a tiro de piedra de algunas localizaciones de “Indiana Jones y la última cruzada”, “El bueno, el feo y el malo” o “Conan el bárbaro”.

4. Escaleras del Phildelphia Museum of Art – Rocky (Philadelphia, Pennsylvania, EEUU)

Con “Creed” (Ryan Coogler, 2015) ya son cuatro las veces que Sylvester Stallone ha subido las escaleras del Philadelphia Museum of Art. La ciudad le ha devuelto el favor colocando una placa de bronce con sus huellas y una estatua con el rostro y los guantes de su personaje a pocos metros.

FOOTSTEPS ROCKY

¿Alguien se resiste a subir corriendo con el Gonna Fly Now de Bill Conti resonando en su cabeza?

3. Restaurante Kate Mantilini – Heat (Los Ángeles, California, EEUU)

La primera vez que dos de los más grandes actores del siglo XX compartieron una escena fue en este restaurante de Beverly Hills. En los extras de la edición especial de Heat en DVD había un pequeño reportaje que visitaba los lugares de rodaje del filme, 10 años después. Así fue como descubrí Kate Mantilini.

Pude comer allí dos veces, en 2007 y 2013 pero cerró el año pasado. Podías incluso hacer la reserva para pedir la mesa exacta del encuentro. Su pérdida es una auténtica pena. El cine es eterno pero sus localizaciones no estarán ahí para siempre. Al menos no hasta que se genere una conciencia popular de la importancia de estos lugares.

2. Precipicio en el Death Horse Point State Park – Thelma & Louise (Moab, Utah, EEUU)

Uno de mis rincones favoritos en todo el planeta. Pocas cosas equiparan la belleza de este lugar. Aquí es donde Thelma y Louise se arrojaban al vacío con su Ford Thunderbird del 66. También es aquí donde escalaba Tom Cruise al inicio de Mission: Impossible 2.

El Death Horse Point State Park de Thelma & Louise y Mission: Impossible 2

El pueblo más cercano es Moab (a 40 minutos en coche por una carretera espectacular). Merece la pena pasar unos días. Olvidad las películas. El sitio es una locura.

1. Cementerio de Sad Hill – The Good, the Bad and the Ugly (Santo Domingo de Silos, Burgos, España)

En 1966 el Ejército español levantó un enorme cementerio con casi 10.000 tumbas para la secuencia final de la película “El bueno, el feo y el malo”. Al terminar el rodaje se llevaron las cruces y las lápidas pero las tumbas y el empedrado central se quedaron allí.

Cuarenta y nueve años después un grupo de fans trabaja para devolver su esplendor a un lugar único. Este verano se cumplen 50 años y ya han conseguido desenterrar el círculo del mítico triello.

No es una más. Es la película preferida de Quentin Tarantino, la escena que abre todos los conciertos de Metallica desde 1983 o “los tres mejores minutos de la historia del cine” para Joe Dante. Es La Escena de La Película con La Música. No os cuento más. El resto lo tenéis a dos y media en coche de Madrid.

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Cinco cosas que no sabías sobre «Érase una vez en América»

O al menos cinco cosas que yo no sabía hasta que he visto los extras de la edición especial del clásico de Leone. Pasen y lean:

1) Sergio Leone se pasó 12 años intentando sacar adelante la película. Hacerse con los derechos de la novela The Hoods y dar con el guión adecuado fueron responsables de ese retraso. Para cuando comenzó el rodaje, Leone conocía cada línea de diálogo de memoria (¡estamos hablando de 317 páginas de guión!) y podía interpretar cada personaje delante de sus actores.

James Woods en el papel de Max Bercovicz
James Woods considera la película el punto álgido de su carrera y lamenta no habérselo agradecido como debería al propio Leone.

2) Durante ese tiempo de preproducción mantuvo largas conversaciones con el compositor Ennio Morricone sobre como debía ser la música. Tanto es así, que a la hora del rodaje, ya había compuesto dos tercios de la banda sonora. Durante la grabación de las escenas ponía la música para inspirar a los actores.

3) El primer montaje original de Leone rondaba las 6 horas y pretendía estrenarlo en dos partes de tres horas cada una. El fracaso comercial del Novecento de Bertolucci le obligó a cortar la película hasta los 269 minutos (cuatro horas y media). Finalmente se estrenó en el festival de Cannes de 1984 con una duración de 229 minutos. Sin embargo, para su distribución en Estados Unidos se redujo a solo 139 minutos. Leone puso el grito en el cielo y luchó con toda su energía contra esta amputación de su trabajo.

¿La reconoces? Jennifer Connelly interpretaba a Deborah en los años 20.
¿La reconoces? Jennifer Connelly interpretaba a Deborah en los años 20.

4) James Woods ilustra con una anécdota el terrible resultado de la versión reducida. En 1984, la crítica de cine Sheila Benson, calificó «Érase una vez en América» como la peor película del año. Seis años después, cuando vio la versión estrenada en Europa, la encumbró como una de las tres mejores películas de la década.

5) The Ladd Company, responsable de la distribución de la película en EEUU, olvidó inscribir la espectacular música de Ennio Morricone en la carrera a los Oscar. Considerada por muchos la mejor banda sonora de todos los tiempos, habría sido una estatuilla casi garantizada para un genio al que la Academia siempre dio la espalda. Pese a sus cinco nominaciones (ninguna de ellas por sus clásicos de la trilogía del dólar) no pudo llevarse el Oscar a casa hasta el año 2007, cuando recibió el premio honorífico de la Academia.