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Optimizando el «workflow» para la edición de vídeo

Resulta curioso como a la hora de enseñar el funcionamiento de un programa de edición o  postproducción de vídeo se suele obviar uno de los aspectos más operativos y prácticos del mismo: un flujo de trabajo que facilite la integración con sus semejantes. ¿De qué estamos hablando? Ni más ni menos que de editar con Sony Vegas, modelar en Maya o Autodesk 3D Studio MAX, postproducir en Adobe After Effects y corregir y ajustar el color («correction and grading») en Final Cut Studio Color. Pero tranquilos, aún podemos rizar el rizo editando nuestro audio con Pro Tools o Soundtrack.

Color 1.5 se integra a la perfección con Final Cut Pro.
Color 1.5 se integra a la perfección con FCP. "File > Send to > Color" nos ahorra muchas jaquecas.

Las grandes marcas del sector ofrecen soluciones integrales con el objetivo de monopolizar el proceso. De esta manera el muy pronto obsoleto paquete de Final Cut Studio 3 (Final Cut Pro X llega en junio) está pensado para editar en Final Cut Pro, postproducir en Motion, tratar el color en Color y, por qué no, renderizar utilizando Compressor antes de enviarlo a su correspondiente DVD Studio Pro. En el caso de Adobe la historia se repite con Premiere y After Effects.

El problema al que nos enfrentamos surge cuando queremos pasar nuestro proyecto de un programa a otro sin comprometer la calidad del producto final cada vez que lo añadimos a nuestro «Render Queue». Sin duda conocer el funcionamiento de varios programas nos ayudará a ser más eficientes, porque no siempre se necesita un tratamiento de color exhaustivo. La mayoría de las veces el “3 -Way Color Corrector” de FCP o sus equivalente en Premiere y Sony Vegas nos darán mas de lo que necesitamos. Por 37 dólares al mes (25 euros al cambio actual) podéis haceros con una cuenta Premium en Lynda: tutoriales para todos los niveles de más 100 programas.

Ahora bien, si no nos queda más remedio que danzar de un programa a otro con nuestros brutos, aquí van un par de consejos. En primer lugar minimiza al máximo los pasos. No vuelvas nunca a un programa que puedas evitar. Los settings de tu proyecto deben ajustarse a los de tu secuencia y a la hora de renderizar utiliza la opción “Original Format” en la pestaña de Quictkime Export Codec.  Si no puedes recurre a “Uncompressed 10 bit 4:2:2” ya que realiza un “chroma subsampling” que no afectará a la calidad de mayoría de cámaras semiprofesional como las que probablemente utilicéis (HDV, XDCAM, AVCHD, VC-1, etc.).

Por último es importante recordar que el soporte final de nuestro vídeo debe tenerse muy en cuenta a la hora de jugar con estos valores. Decir que el vídeo “es para Internet” ya no es una excusa para comprometer su calidad porque Youtube nos ofrece más resolución de vídeo que un DVD. A veces trabajamos con plazos muy ajustados (en los medios digitales el ritmo lo marca la implacable actualidad) y si algo hemos aprendido es que la calidad necesita tiempo (el renderizado puede durar hasta 100 veces más dependiendo de la resolución) y espacio (memoria de disco duro).

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Programas de edición: La importancia de una buena elección

A lo largo de nuestra corta pero dilatada carrera como montadores nos hemos visto obligados a trabajar con multitud de programas de edición de vídeo, cada uno con resultados muy particulares. A continuación analizaremos brevemente los pros y contras de cada uno.

Hasta la fecha contabilizamos siete programas distintos: dos exclusivos de Mac: Final Cut Pro e iMovie, uno compatible con Gates y con Jobs, Adobe Premiere y cuatro exclusivos de Windows: Pinnacle Studio, Sony Vegas, Windows Movie Maker y Avid. Sigamos pues, este orden de análisis.

The Vigo Connection con Final Cut Pro.
La edición de Miami Vice: The Vigo Connection con Final Cut Pro.

Final Cut Pro. Es el mejor de ambos mundos (Mac y Windows). Es intuitivo, es rápido y su integración con proyectos de Photoshop y After Effects es excelente. Te permite tener varios proyectos abiertos a la vez y pasar cómodamente de uno a otro. Es ideal para trabajar en alta definición o incluso sacar listas EDL para editar película de cine. Es perfecto para los profesionales pero sencillo para los patanes. Así es, se trata de la panacea de los programas. Ahora bien los chromas que se pueden hacer con los plugins que vienen por defecto no son precisamente de lo mejorcito. Además no soporta igual de bien todos los formatos (algunos requieren un renderizado) y otros ni siquiera los abre (caso de Windows Media Video o los archivos MTS de alta definición de las cámaras Sony, por ejemplo)

iMovie. No es un programa de edición profesional pero es ideal para una persona que no haya montado nunca y todavía no este familiarizada con las lineas de tiempo y el concepto de pistas. Pese a estar dirigido a grabaciones de tipo casero (bodas, cumpleaños, viajes) está perfectamente dotado para editar cómodamente cortometrajes o pequeños montajes con una amplia gama de efectos de postproducción de gran calidad. Una joya para los que empiezan o aún no se han hecho con Final Cut Pro.

Adobe Premiere. Estar disponible para ambos mundos tiene ciertas ventajas, como por ejemplo, crear un proyecto en Windows y seguir editandolo en Mac. Además, ser de Adobe garantiza una excelente compatibilidad con After Effects o Photoshop y el interfaz es muy parecido al de Final Cut Pro, con un modo de edición muy intuitivo. Quizás le ha faltado estar un poco más optimizado para el trabajo profesional. En cualquier caso no es una mala elección.

Pinnacle Studio. Probablemente, el peor programa de edición de vídeo profesional que hay en el mercado. Sufrirás, lanzarás maldiciones en arameo y volverás a sufrir pero seguirá estando igual de mal pensado. La única forma de sobrevivir a él, es no haber probado nunca antes otro programa de edición. Es torpe y lento y como no tengas un buen PC te dejará tirado a la primera de cambio. Muy recomendado.

Sony Vegas. Es la elección ideal si tu cámara es Sony y grabas en un disco duro de alta definición. Y digo la ideal por no decir la única (siempre puedes convertir los molestos archivos MTS a MPEG pero si trabajas con ella a diario no es una opción porque pierdes mucho tiempo). La forma de edición es mejorable pero si llegas a aprender los atajos del teclado se convierte en una herramienta bastante cómoda. Hace unos chromas excelentes y ofrece infinidad de plugins para tratar el color. En cambio, cosas tan sencillas como cambiar la posición y el tamaño de un clip en la pantalla puede resultar un rompecabezas sino estás acostumbrado. Es compatible con gran cantidad de formatos. Puedes descargarte gratuitamente una versión completa que caduca a los 30 días.

Windows Movie Maker. Si el mundo está a punto de acabarse, tu ordenador no soporta ningún otro programa y te va la vida en editar ese vídeo… aún así piénsatelo dos veces antes de usarlo. Su compatibilidad con otros formatos es bastante limitada. Independientemente de las prestaciones de tu ordenador no está diseñado para proyectos de larga duración y es más que probable que te deje tirado o no renderice bien el proyecto. Mientras no le pidas peras al olmo te podrá sacar de algún apuro. Es el equivalente a iMovie en Windows… pero ya quisiera.

Avid. Todo un clásico de los programas de edición capaz de levantar defensores y detractores a partes iguales. Necesitas tal cantidad de horas para trabajar ágilmente con él que salvo que te paguen por hacerlo no merece la pena intentarlo. Afortunadamente si llegas a controlar el programa y sus atajos a la perfección puede ser bastante rápido, pero siempre con el handicap de editar en un PC. Si Walter Murch (montador de Apocalypse Now o El Paciente Inglés) se pasó de Avid a Final Cut Pro será por algo. Bien es cierto que está pensado para la gente que estaba acostumbrada a montar con la tradicional moviola.

Espero que os haya servido de algo. Sea cual sea vuestra elección recordad que hay pocos trabajos tan reconfortantes como el del montador y es que la edición es el tercer y último parto de cualquier proyecto audiovisual (siendo el primero el guión y el segundo el rodaje).