Pues bien, el pasado miércoles 14 se entregaron los XIV Premios José María Forqué de cine. Allí acudimos en calidad de reporteros de ABCtv para realizar un pequeño reportaje. Sin embargo, me gustaría retomar el tema del anterior post para realizar algunas matizaciones, comentar cosas que dijeron Javier Fesser (director de la película ganadora, Camino) o Enrique Cerezo (Presidente de EGEDA) y hacer balance de la Gala.
En su discurso tras ganar la película Fesser señaló y cito literalmente que “creo que tenemos una obligación personal e individual educando a nuestros hijos porque a cualquiera que piense que bajarse una película de Internet no es robar, cualquier otra mentira sobre el cine español le pasará desapercibida”. Vayamos por partes. En primer lugar, la piratería es una forma de robo de la propiedad intelectual, de eso no cabe duda. La ley ya se ha encargado de recogerlo y castigarlo pero también lo es fotocopiar un libro y los autores de los manuales universitarios no reciben la compensación que deberían de la SGAE. Hasta ahora no he oído a ninguno quejarse. En segundo lugar, no creo que la piratería sea culpable de la situación actual del cine español. De hecho, no creo que Camino, sea el prototipo de película que se descargaría un “pirata medio”. Lo mismo puedo decir de otras dos de las nominadas, “Los girasoles ciegos” y “La conjura del Escorial”. Otra cosa es la “manta”, que busca el lucro de mafias a costa del trabajo de otros y resulta algo perfectamente condenable y deplorable.
A esto hay que añadir otras cosas que se presentan evidentes: el porcentaje de internautas que descargaron Ché, el argentino o Sólo quiero caminar, no es necesariamente público que habría acudido a las salas a dejarse sus seis euros, por lo que el daño de la piratería es si cabe, más relativo y menos cuantificable. Cuando la SGAE cobra un canon que se salta la presunción de inocencia y trata a cualquiera que se compre un disco duro como a un ladrón, no puede esperar que luego este no le “devuelva el favor”. Con todo esto no pretendo escribir un manifiesto pro-piratería pero lo que faltaba por escuchar es que los males de nuestro cine nacen en la red. La malvada red. Es evidente que los tiempos cambian y hay que saber adaptarse. Internet es una maravillosa tierra de oportunidades de dónde emana leche y miel pero también polvo y ceniza. El cine español debe dejar de ser un mero espectador de los cambios que suceden a su alrededor y tomar la sartén por el mango. Hacer películas que la gente desee ver en una buena butaca, disfrutando de la proyección digital en una pantalla gigante y no un Screener desenfocado de 750×520 píxeles cargado de risas enlatadas y cabezas que cruzan la parte inferior derecha del reproductor. Debe comercializar su cine en la red, como llevan ya unos años explotando en EEUU y encontrar alternativas comerciales. No es fácil, por supuesto que no. Pero la industria no aguantará con estas cifras muchos años más.
En cuanto a Enrique Cerezo tuvo el detalle de dedicar unas palabras a los trabajadores de la industria del cine que se levantan a diario a las 6,00 de la mañana, que tienen que sobrevivir semanas sin trabajo, entre película y película y que desde luego no encajan en la idea burguesa y snob que se encuentra asentada en la mente de la sociedad. Luego, cambió su postura y se lanzó a la defensiva, atacando al público que se queja de que “el cine español hace siempre las mismas películas, demasiado drama social y comedia costumbrista”. Él mismo se contestaba argumentando el reconocimiento que tienen nuestras películas en el extranjero, la buena salud de que ha gozado en los Oscar de la última década y comparándonos con el modelo francés, dónde varias películas nacionales se encuentran semanalmente en el Top 10 de taquilla. Desde aquí invitamos al señor Cerezo, que tanto ha hecho y sigue haciendo por nuestro cine (y lo digo con total sinceridad) a que siga reflexionando. Él tiene en sus manos cambiar muchas cosas que no están al alcance de todos.
Para finalizar este post, que ya se alarga más de la cuenta, me gustaría dedicarle unas palabras a la gala en sí. Los XIV Premios Cinematográficos José María Forqué demostraron porque siguen creciendo, gozaron de una organización impecable y apuntan a convertirse en los próximos años en los verdaderos Globos de Oro españoles. Le deseamos mucha suerte y larga vida.