El titular de este post puede llevar a engaño: todavía no hemos elegido el nuestro y parece que ya ofrecemos lecciones. Ni mucho menos. Sin embargo, después de dos semanas trabajando en el tema hemos podido sacar algunas conclusiones bastante útiles. A continuación os dejo los distintos modelos con los que hemos trabajado hasta ahora, todos con una razón de ser y numerosos argumentos a favor y en contra. Al final podéis votar por vuestro favorito.
Como iba diciendo cada uno de estos logos tiene una razón de ser pero a la hora de elegir el definitivo serán tan sólo unas pocas cualidades las que nos decantarán por un diseño. Sin duda, la capacidad para seducir al público de un vistazo es importante pero hemos aprendido que también hay saber sugerir y provocar preguntas. El problema es que la línea que separa la obviedad de una mala comunicación es muy delgada. La página “No me habia dado cuenta que el logo de Carrefour forma una C” suma más de 30.000 seguidores en Facebook. Da que pensar. Nuestro logo debe causar impacto (positivo, ojo) y ser recordado con facilidad. Los primeros pasos, empezar de cero con la hoja (o el lienzo de photoshop) en blanco es lo más difícil. Una forma de buscar ideas e inspiración es visitar la web Logopond.com. Allí hay miles de diseños que podemos buscar mediante el uso de palabras clave (en este caso films, productions, pictures…). Seguro que os desatasca.
Existen numerosas cuestiones formales que hay que tener en cuenta a la hora de empezar a diseñar. Es fácil conseguir un logo reconocible cuando lo proyectamos en grande pero a la hora de reducirlo a recuadros de 20 por 20 pixeles es cuando nos damos cuenta de la importancia de partir de un imagotipo limpio y descargado. El logo número tres se convierte en una flor y el cuatro se reduce a un recuadro cruzado por una diagonal. Nuestro logotipo debe ser legible y reductible porque es más probable que lo veamos como un pequeño icono que como un letrero luminoso en lo alto de un torre (todo llegará). También es cierto que algunas marcas han logrado triunfar sin necesidad de acompañar su texto de un dibujo o imagen. IKEA y Zara son ejemplos demoledores y nos recuerdan que al final todo este trabajo de elección de imagen no es tan importante. La calidad de nuestro servicio, nuestra dedicación y entrega en el trabajo que ofrezcamos sí lo será.
En cuanto a la tipografía merece un capítulo a parte. Una visión reduccionista del asunto os dirá que las tipografías de palo seco (rasgos del mismo grosor y sin remates) transmiten modernidad y frescura frente a las romanas (rasgos de distinto grosor y con remates o serifas) que representan valores más clásicos como seriedad, equilibrio o elegancia. Ahora bien conviene recordar que existen otras tres grandes familias tipográficas (egipcias, góticas y de fantasía u ornamentales) y que cada unas de ellas nos ofrece centenares de tipografías a nuestra disposición en páginas como Dafont.com.
En nuestro caso particular buscamos un logotipo que refleje qué somos (una productora audiovisual), cómo somos (nuestra carácter y gustos) y por qué nos llamamos así (la historia de Abraham Zapruder). Plasmar todo esto en un único diseño es una tarea muy complicada. Si os fijáis en nuestros ocho logotipos hay alguna de estas tres cosas en todos ellos pero ninguno lo reúne todo. Ahora os toca a vosotros echarnos un cable. ¿Cuál de ellos os parece más memorable, os impacta, os hace preguntas, es reductible, funciona sobre fondo blanco y sobre fondo negro si invertimos los colores y además creéis que nos representa?