En abril de 2006 Javier y yo dirigimos juntos nuestro primer cortometraje: “Max Payne: The Beginning of the End”. Se trataba de un proyecto para la asignatura de inglés en nuestra facultad: una pequeña adaptación del videojuego desarrollado por Remedy Entertainment a principios de la década. El cortometraje fue galardonado por nuestra universidad y nos enviaron a realizar un curso de dirección cinematográfica en la NYFA de Los Ángeles. Hoy, las dos versiones que subimos a Youtube superan las 75.000 reproducciones.
Queríamos inaugurar esta nueva etapa de Zapruder Pictures rindiendo un homenaje a este corto que tanto nos dio. Por ello, cinco años después, tenemos el honor de anunciaros su remake en alta definición: “Max Payne: Valhalla”. Se trata de una gran oportunidad para poner en práctica todo lo aprendido en este tiempo. Un proyecto muy estimulante del que por el momento poco os podemos adelantar. La historia será la misma pero el guión sufrirá algún cambio y los actores principales repetirán en sus papeles. El estreno, dentro de nada, en abril de 2012.
Se ve que cuando cojo el gustillo a algo, me cuesta saciarme, pero una vez más volvemos a hablar del cine español. Hoy, en concreto, de uno de los cineastas más personales de nuestro cine: Julio Medem. El responsable de títulos de exitosa crítica y público como Los Amantes del Círculo Polar o Lucía y el sexo comienza el próximo lunes el rodaje de Room in Rome, su octavo film como director. Tras la “fría acogida” de Caótica Ana el director vasco está obligado a reconquistar al público. En una entrevista realizada para “Nada que ver”, el programa sobre cine y estrenos que estrenaremos en ABCtv este viernes (no os perdáis la entrevista exclusiva con Rob Schneider), Julio Médem y las dos protagonistas del filme, Elena Anaya y Natasha Yarovenko, como piensan adaptar la película original en la que se basan, En la cama, pero también comentaron sus impresiones acerca del momento que está viviendo el cine español.
La decisión de adaptar por vez primera, una película ajena y ponerse a dirigir por encargo tiene origen en el relativo fracaso de su anterior película, Caótica Ana. El director, ganador del Goya a la mejor dirección novel por Vacas, parece decidido a recuperar el terreno perdido pero la crisis y su prudencia le han llevado a decantarse por una película “pequeña”. Room in Rome es la historia de dos mujeres, una española y otra rusa, que se encuentran en Roma y allí comparten, durante una noche, una habitación que sera testigo de la pasión, el deseo, la emoción y la felicidad. Toda la trama transcurre en esa única estancia por lo que la producción es, en palabras del propio Medem “la más sencilla a la que me he enfrentado”. Sin duda la crisis ha influido en esta decisión pero se ha podido entrever que esta película menor es una “condición” del productor de la misma, Álvaro Longoria, para desarrollar el verdadero ás en la manga que prepara el vasco: una superproducción, con reparto internacional ambientada en la Antigua Grecia.
Room in Rome, que rodará en inglés permitirá al donostiarra familiarizarse con esta lengua, algo imprescindible para el rodaje de su tragedia griega con actores europeos. No obstante, esto no significa que Room in Rome sea una simple estación de paso: Médem ha dedicado meses a imprimir su particular lenguaje al guión y ya ha dejado entrever detalles como el uso de ordenadores (Google Earth incluído), imágenes cuasioníricas (aparecerá el mismísimo Dios Eros) o la presencia de Najwa Nimri en un papel secundario.
Para la fotografía Médem repite en digital pero esta vez lo hace con la popular cámara Red One. El motivo, más allá de la crisis, es que, desde Lucía y el sexo ya no concibe otra forma de trabajar con los actores. La alta definición es “ágil y cómoda” y el director de fotografía, Alex Catalán ya ha demostrado en títulos como Cabeza de Perro o la reciente Camino estar listo para todo. A finales de año, el resultado.
A lo largo de nuestra corta pero dilatada carrera como montadores nos hemos visto obligados a trabajar con multitud de programas de edición de vídeo, cada uno con resultados muy particulares. A continuación analizaremos brevemente los pros y contras de cada uno.
Hasta la fecha contabilizamos siete programas distintos: dos exclusivos de Mac: Final Cut Pro e iMovie, uno compatible con Gates y con Jobs, Adobe Premiere y cuatro exclusivos de Windows: Pinnacle Studio, Sony Vegas, Windows Movie Maker y Avid. Sigamos pues, este orden de análisis.
Final Cut Pro. Es el mejor de ambos mundos (Mac y Windows). Es intuitivo, es rápido y su integración con proyectos de Photoshop y After Effects es excelente. Te permite tener varios proyectos abiertos a la vez y pasar cómodamente de uno a otro. Es ideal para trabajar en alta definición o incluso sacar listas EDL para editar película de cine. Es perfecto para los profesionales pero sencillo para los patanes. Así es, se trata de la panacea de los programas. Ahora bien los chromas que se pueden hacer con los plugins que vienen por defecto no son precisamente de lo mejorcito. Además no soporta igual de bien todos los formatos (algunos requieren un renderizado) y otros ni siquiera los abre (caso de Windows Media Video o los archivos MTS de alta definición de las cámaras Sony, por ejemplo)
iMovie. No es un programa de edición profesional pero es ideal para una persona que no haya montado nunca y todavía no este familiarizada con las lineas de tiempo y el concepto de pistas. Pese a estar dirigido a grabaciones de tipo casero (bodas, cumpleaños, viajes) está perfectamente dotado para editar cómodamente cortometrajes o pequeños montajes con una amplia gama de efectos de postproducción de gran calidad. Una joya para los que empiezan o aún no se han hecho con Final Cut Pro.
Adobe Premiere. Estar disponible para ambos mundos tiene ciertas ventajas, como por ejemplo, crear un proyecto en Windows y seguir editandolo en Mac. Además, ser de Adobe garantiza una excelente compatibilidad con After Effects o Photoshop y el interfaz es muy parecido al de Final Cut Pro, con un modo de edición muy intuitivo. Quizás le ha faltado estar un poco más optimizado para el trabajo profesional. En cualquier caso no es una mala elección.
Pinnacle Studio. Probablemente, el peor programa de edición de vídeo profesional que hay en el mercado. Sufrirás, lanzarás maldiciones en arameo y volverás a sufrir pero seguirá estando igual de mal pensado. La única forma de sobrevivir a él, es no haber probado nunca antes otro programa de edición. Es torpe y lento y como no tengas un buen PC te dejará tirado a la primera de cambio. Muy recomendado.
Sony Vegas. Es la elección ideal si tu cámara es Sony y grabas en un disco duro de alta definición. Y digo la ideal por no decir la única (siempre puedes convertir los molestos archivos MTS a MPEG pero si trabajas con ella a diario no es una opción porque pierdes mucho tiempo). La forma de edición es mejorable pero si llegas a aprender los atajos del teclado se convierte en una herramienta bastante cómoda. Hace unos chromas excelentes y ofrece infinidad de plugins para tratar el color. En cambio, cosas tan sencillas como cambiar la posición y el tamaño de un clip en la pantalla puede resultar un rompecabezas sino estás acostumbrado. Es compatible con gran cantidad de formatos. Puedes descargarte gratuitamente una versión completa que caduca a los 30 días.
Windows Movie Maker. Si el mundo está a punto de acabarse, tu ordenador no soporta ningún otro programa y te va la vida en editar ese vídeo… aún así piénsatelo dos veces antes de usarlo. Su compatibilidad con otros formatos es bastante limitada. Independientemente de las prestaciones de tu ordenador no está diseñado para proyectos de larga duración y es más que probable que te deje tirado o no renderice bien el proyecto. Mientras no le pidas peras al olmo te podrá sacar de algún apuro. Es el equivalente a iMovie en Windows… pero ya quisiera.
Avid. Todo un clásico de los programas de edición capaz de levantar defensores y detractores a partes iguales. Necesitas tal cantidad de horas para trabajar ágilmente con él que salvo que te paguen por hacerlo no merece la pena intentarlo. Afortunadamente si llegas a controlar el programa y sus atajos a la perfección puede ser bastante rápido, pero siempre con el handicap de editar en un PC. Si Walter Murch (montador de Apocalypse Now o El Paciente Inglés) se pasó de Avid a Final Cut Pro será por algo. Bien es cierto que está pensado para la gente que estaba acostumbrada a montar con la tradicional moviola.
Espero que os haya servido de algo. Sea cual sea vuestra elección recordad que hay pocos trabajos tan reconfortantes como el del montador y es que la edición es el tercer y último parto de cualquier proyecto audiovisual (siendo el primero el guión y el segundo el rodaje).